Un estudio publicado en 2019 encontró que casi la mitad de los que padecen trastornos asociados al latigazo cervical (WAD, por sus siglas en inglés “Whiplash Asociated Disorder”) todavía presentan síntomas un año después de su lesión. ¿Por qué es así y qué se puede hacer para reducir el riesgo de síntomas crónicos de WAD?
La fuente más común de dolor de las lesiones de WAD surge de las cápsulas articulares y los ligamentos, que son bandas de tejido resistentes y apretadas que mantienen las articulaciones juntas y ayudan a estabilizar la columna cervical. Cuando estos tejidos blandos están dañados, el cuerpo tomará medidas para restringir el movimiento para que la lesión no se vuelva más grave. Esta es una de las razones por las que el rango de movimiento cervical se reduce cuando se lesiona el cuello.
Quizás recuerde que a un paciente con latigazo cervical se le colocaba un collarín cervical para proteger el cuello y limitar el movimiento. Sin embargo, los investigadores han descubierto desde entonces que, en muchos casos, restringir todo movimiento cervical durante un período prolongado de tiempo puede provocar un debilitamiento de los músculos profundos del cuello, que son importantes para mantener la postura cervical, y la acumulación de tejido cicatricial potencialmente problemático. En estos días, se anima a los pacientes a permanecer activos siempre que sus movimientos no generen dolor agudo. Mantenerse activo no solo reduce el riesgo de atrofia muscular profunda del cuello, sino que el movimiento es necesario para producir las fuerzas de compresión que ayudan a mantener el flujo de nutrientes a los tejidos cartilaginosos del cuello.
El proceso del latigazo cervical de ida y vuelta también puede provocar un trauma en el cerebro, también conocido como conmoción cerebral. El cerebro está suspendido en el cráneo por ligamentos y amortiguado por líquido. En una colisión trasera, el ángulo oblicuo de la sujeción del pecho da como resultado una torsión del torso al impactar mientras el cuerpo acelera hacia adelante. El cerebro golpea la parte frontal interna del cráneo y luego rebota y golpea la parte posterior interna del cráneo cuando el tronco es forzado hacia atrás durante la fase de desaceleración de la lesión. Dependiendo del grado de fuerza, la conmoción cerebral puede involucrar la parte delantera, trasera o ambas partes del cerebro, lo que resulta en problemas de memoria, confusión, fatiga/somnolencia, mareos, problemas de visión, cefalea, náuseas/vómitos, sensibilidad a la luz/ruido y más. La buena noticia es que se ha demostrado que la atención quiropráctica aplicada a la columna cervical beneficia a los pacientes con estos síntomas posteriores a una conmoción cerebral que a menudo acompañan al WAD, lo que puede reducir las posibilidades de que dichos síntomas se vuelvan crónicos por naturaleza.
La investigación actual sugiere que los pacientes que buscan tratamiento poco después de un evento de latigazo cervical —como un accidente automovilístico, un resbalón y caída o una colisión deportiva— no solo tienen más probabilidades de experimentar una recuperación más rápida, sino que también tienen menos probabilidades de desarrollar una enfermedad crónica. La atención quiropráctica ofrece una forma segura y conservadora de tratamiento para el WAD que a menudo se recomienda en las pautas de tratamiento.