La disfunción temporomandibular (DTM) es una afección dolorosa e incapacitante que afecta las articulaciones, los músculos y los nervios de la mandíbula. Aquellos que sufren de DTM experimentan desafíos para abrir la boca, lo que puede hacer imposible comer alimentos sólidos o incluso alimentos semisólidos o blandos. Los pacientes con DTM a menudo experimentan un dolor agudo al bostezar, e incluso respirar por la boca puede resultar incómodo en algunos casos. También es común que el paciente con DTM tenga problemas para dormir y concentrarse, lo que puede dificultar la realización de sus actividades laborales y de la vida diaria. Peor aún, la DTM puede ocurrir junto con dolor de cuello y dolores de cabeza. Estas complicaciones compuestas realmente pueden afectar la calidad de vida de un paciente. Analicemos cómo la atención quiropráctica puede beneficiar al paciente con este molesto trío de condiciones.
La investigación actual sugiere que la relación entre la DTM y los dolores de cabeza/cuello es potencialmente bidireccional. Es decir, la disfunción en el cuello puede aumentar el riesgo de DTM y, del mismo modo, la DTM puede elevar el riesgo de los dolores de cabeza/cuello. Un estudio que incluyó a 116 adultos encontró que aquellos con DTM tenían significativamente más probabilidades de tener dolores de cabeza cervicogénicos. Además, los exámenes de 60 pacientes con DTM revelaron que la mayoría experimentaba deficiencias de moderadas a graves en la función cervical. Otro estudio encontró que el tratamiento aplicado a la articulación temporomandibular puede mejorar la función cervical en pacientes con dolor de cuello inespecífico. De ahí la importancia de realizar un examen exhaustivo de los pacientes con dolor de mandíbula y/o cuello para identificar factores contribuyentes más allá del área de dolencia principal.
Si la función de la articulación temporomandibular en sí se ve afectada, un médico quiropráctico puede aplicar terapias manuales, como la movilización, para restaurar el movimiento de la articulación. El tratamiento también puede enfocarse en mejorar la función de los músculos masticatorios, maseteros y temporales que desempeñan un papel en la masticación y en la apertura y cierre de la boca. Esto se puede lograr con terapias de tejidos blandos y/o liberación miofascial según el caso particular del paciente. Una revisión sistemática encontró que estos tratamientos son tan efectivos como las inyecciones de toxina botulínica para relajar los músculos afectados.
Para abordar la disfunción cervical, un médico quiropráctico puede usar una combinación de terapias manuales, como manipulación y movilización de la columna, junto con ejercicios específicos para tratar la debilidad en los músculos profundos del cuello que ayudan a estabilizar la columna cervical. El tratamiento puede extenderse a la parte superior de la espalda y de los hombros, ya que los trastornos musculoesqueléticos en estos sitios del cuerpo pueden afectar la función del cuello, lo que provoca dolores de cabeza y de cuello.
Afortunadamente, estos tratamientos se pueden aplicar simultáneamente, lo que puede proporcionar a los pacientes resultados más rápidos y potencialmente más satisfactorios. Un estudio que incluyó a 38 pacientes con dolores de cabeza cervicogénicos crónicos y DTM encontró que la combinación de terapias manuales orofaciales y cervicales produjo mejores resultados a corto y largo plazo que el tratamiento de terapia manual cervical solo. Además, la inclusión de ejercicios en el hogar para los músculos de la mandíbula y el cuello puede conducir a mejores resultados con respecto al dolor y la discapacidad.
La quiropráctica es una excelente opción de tratamiento para los pacientes que sufren el trío infeliz de DTM, dolor de cuello y dolores de cabeza. Si es necesario, su médico quiropráctico puede manejar su condición junto con su dentista y/o médico.