Hay muchos tipos diferentes de artritis, siendo la más común la osteoartritis (OA), también conocida como enfermedad degenerativa de las articulaciones (DJD, por sus siglas en inglés). La osteoartritis a menudo se conoce como el tipo de artritis de "desgaste y rotura", ya que el cartílago brillante, liso y parecido a un cojín que cubre las articulaciones y que permite una agradable superficie de deslizamiento se desgasta. Esto puede causar dolor, hinchazón, pérdida de movimiento y espolones que limitan aún más el movimiento. Según la Arthritis Foundation, la OA/DJD afecta a unos 27 millones de estadounidenses y se encuentra con mayor frecuencia en las rodillas, las caderas, la zona lumbar, el cuello, las articulaciones pequeñas de los dedos y la base del pulgar y el dedo gordo del pie.
En un estudio, los investigadores revisaron radiografías cervicales y detectaron espondilosis (degeneración de los discos intervertebrales, que descansan entre las vértebras de nuestra columna vertebral) en aproximadamente el 60% de las personas asintomáticas mayores de 40 años y en el 95% de los hombres y el 70% de las mujeres mayores de 60 años. De manera similar, las resonancias magnéticas de la columna cervical de personas sin dolor de cuello muestran con frecuencia un bulto o una hernia de disco. De acuerdo con las Guías de la AMA para la Evaluación de la Discapacidad Permanente (5a edición), el 30% de nosotros que nunca hemos tenido dolor de cuello o espalda daremos positivo en una prueba de hernia de disco y el 50% o más tendrá discos abultados en una tomografía computarizada o resonancia magnética.
Entonces, si tiene dolor de cuello y su médico toma imágenes que muestran artritis o un problema de disco, ¿cómo sabe si la DJD es la culpable o no? La respuesta es: Esto varía y debe determinarse clínicamente caso por caso.
Aunque frustrante, la capacidad de determinar qué es lo que realmente genera el dolor de un paciente puede ser un desafío. Por eso es tan importante una historia clínica y un examen cuidadoso y detallado del paciente, así como el seguimiento de su respuesta al tratamiento. Los médicos quiroprácticos abordan estas afecciones con diversas formas de terapias manuales que incluyen (pero no se limitan a): manipulación articular; movilización; masaje; terapia de puntos gatillo; entrenamiento de ejercicio; modificaciones de actividad; estrategias de autogestión, como tracción; el uso de almohadas especialmente diseñadas; modalidades tales como estimulación eléctrica, ultrasonido y terapia con láser; y asesoramiento nutricional para reducir los marcadores inflamatorios. Las pautas publicadas en todo el mundo recomiendan la manipulación articular para el dolor de cuello y los dolores de cabeza como una de las primeras opciones de atención porque es segura y eficaz.