Como se mencionó anteriormente, muchos pacientes con una lesión por latigazo cervical también experimentan algún grado de lesión cerebral traumática (LCT), que puede prolongar el proceso de recuperación. Un estudio de 2012 que involucró a pacientes con LCT grave encontró que la tasa de recuperación aumentó favorablemente un 25% en los participantes que tomaron un suplemento de vitamina D como parte de su plan de tratamiento. ¿Por qué es eso?
La vitamina D es un micronutriente soluble en grasa que regula la inflamación, el tamaño y la función del músculo esquelético. Debido a una respuesta inflamatoria sistémica (específicamente citoquinas pro-inflamatorias), los estudios han encontrado que los niveles de vitamina D pueden disminuir hasta un 74% dentro de las primeras tres semanas de un trauma mayor o después de un procedimiento quirúrgico. Esto se observó en otro estudio publicado en el 2012 que encontró que el 77% de un grupo de 1.830 pacientes con trauma tenían niveles deficientes o insuficientes de vitamina D, ¡INDEPENDIENTEMENTE DE LA EDAD!
Desafortunadamente, los expertos estiman que entre el 30-50% de la población de los Estados Unidos es crónicamente deficiente de vitamina D. Dado que los niveles de vitamina D decaerán como parte del proceso de curación, se puede imaginar que las personas que ya tienen bajos niveles de vitamina D pueden atravesar un periodo recuperación más prolongado.
No sólo eso, sino que debido a que la vitamina D juega un papel en mantener el sistema musculoesquelético fuerte y saludable, las personas con deficiencia de vitamina D pueden estar en mayor riesgo de resultar heridas en caso de un accidente automovilístico, colisión o resbalón y caída. Además, las personas que se lesionan pueden tener un mayor riesgo de sufrir una lesión más grave si sus niveles de vitamina D no son adecuados.
La mayoría de los expertos recomiendan pasar un tiempo bajo el sol diariamente para que el cuerpo produzca vitamina D de forma natural, pero la combinación de la luz solar disponible debido a la latitud o la época del año puede hacer que esto sea menos práctico. Por lo tanto, un suplemento de vitamina D se recomienda comúnmente como parte de un estilo de vida saludable (mínimo 1000 UI/ día).
Los médicos quiroprácticos suelen proporcionar asesoramiento nutricional que es una gran parte del proceso educativo y del proceso de tratamiento. Otras vitaminas antiinflamatorias incluyen magnesio, aceite de pescado, jengibre, cúrcuma, probióticos y más. ¡Una dieta antiinflamatoria puede ser extremadamente útil también!